martes, 29 de noviembre de 2011

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El frío parecía entrar por los ojos, porque lo primero que se enfrío fue la mirada.

Trataba de callar mis pensamientos, pero las vocecillas hoy eran demasiado intensas. Muchas gritaban preguntas, incógnitas que ni siquiera pensé que las tenia, otras gritaban frases repetitivas, frases que parecían martillos, unos martillos eran solo para destruir y había otros que mas bien parecían clavar ideas y conflictos; y había unas pocas que solo gritaban ruidos, sin ninguna palabra, solo ruido.

Trataba de escoger una emoción para saber lo que me pasaba, para saber como comportarme, para saber que decir cuando me pregunten como me siento.

Llegue a un baúl gigante en donde todas las voces eran luces, unas saltaban y volaban por todos lados, otras se escondían y gritaban a lo lejos. Sabía que ahí debía buscar, en algún lado de ese baúl debía estar lo que sentía. Después de esquivar varias voces violentas, y de mover algunas que parecían estancadas, encontré un montón de esferas, llenas de colores y movimientos, pero todas dentro de esas esferas grises. Era un vidrio grueso, bastante tosco que no daba ganas de tocar, solo viéndolas muy de cerca podías ver borrosamente que algo ocurría en su interior, que esa esfera gris solo la contenía y me dio la impresión que era fuerte y no se dejaba romper.

No quise tocarlos, pero una voz traviesa me ayudo a moverlas un poco y cuando comenzaron a moverse todas, de simple inercia, sin ninguna intención; del fondo salio una que inmediatamente comenzó a saltar y brillas, me rodeaba, parecía burlarse de mi, pero a la vez parecía jugar conmigo, me lleno de calor y de emoción, mientras daba vueltas al rededor mío, solo podía ver las vocecillas mas brillantes, unas que al entrar no vi, estas cantaban, parecían tener respuestas y a la vez cantaban cosas que no se sabia que decían pero me obligaban a sonreír. Habían canciones que me daban risa, otras me hacían recordar, habían otras que olían a amor y otras que parecían solo hacer la armonía las que parecían las mas sabias, las mas antiguas y que me daban la impresión de que nunca se iban a callar.

Desee que esa esfera sea lo que estaba sintiendo, pero otra voz comenzó a gritar, me decía que busque, que busque algo mas.

Como no sabia lo que sentía, pensé que esa esfera tenia que ser diferente como la que se acababa de mostrar, así que comencé a mover las esferas, cada vez que tocaba alguna, algo me lastimaba, eran ellas, que parecían morderme mientras se giraban como ignorándome.

Busque por largos periodos de tiempo, y no había ninguna esfera diferente, nada, todas eran iguales. Una voz comenzó a desesperarme, y bote la esfera gris que tenia en mi mano, la bote con furia y frustración, y al romperse salio otra esfera, una opaca que lleno de frío al lugar unas luces cantaban cosas melancólicas y yo comencé a llorar, no podía maldecir a nadie, ni siquiera tenia ganas de golpear, solo quería tener donde llorar, llorar por tristeza, sin furia.

Cuando al fin paro, y volvía a respirar; pensaba en que dentro de las otras esferas debía estar lo que sentía ahora, trate de romper mas esferas, pero ya no se dejaban coger, parecían insultarme, y me golpeaban, parecían llorar, pero de una manera histérica, su música era algo espantoso, pero se me hacia demasiado familiar, de repente todas mis voces tomaron esa misma actitud, y yo también me altere, comencé a llorar histéricamente y a gritar y golpear, no venían recuerdos claros, solo situaciones confusas que me alteraban, solo quería caminar rápidamente y ya no podía escuchar. Pasaron horas de gritar y llorar histéricamente, de destrozar recuerdos y me quede dormida.

Al despertar me sentía mal por todo lo que sentí hace rato, y una voz a lo lejos me susurraba cosas que no podía entender, hasta después de un gran tiempo: “destruye las esferas” susurraba “rómpelas y comienza a sentir”.