Paredes enormes, un poco más pequeñas que el espacio que las separaba entre si, blancas, completamente blancas y nítidas como si nunca nadie hubiera estado ahí antes. En el medio un foco, uno muy grande que lograba iluminar por completo ese cuarto gigante, y hacia brillar ese blanco que lo invadía completamente.
¿Que hacía yo ahí? , sentada en la mitad de ese cuarto enorme, mis manos llenas de lágrimas, los ojos totalmente hinchados, me sentía rendida , agotada. Quise secarme las manos en mi vestido, un vestido largo, completamente negro, con largas tiras de tela que colgaban de el, pero al tratar de hacerlo sentí que el vestido tenía su propio llanto y estaba más mojado que mis manos.
Me enrede en mi cuerpo y me fundí con mi vestido, sentía como todo mi cuerpo se llenaba de las lágrimas de mi vestido y de las mías propias y como se iban volviendo negras como tinta, saliendo de mi y del vestido. Totalmente empapada en esta tinta volví a ver el cuarto que cada vez parecía más blanco y lograba cegarme, me sentía cada vez más agotada, con más miedos, con una melancolía que acompañaba a una melodía extraña que lo comencé a cantar desde que la tinta se mezclaba en mi cuerpo.Mis miedos parecían levantar las tiras de mi vestido, parecían tener la intención de matarme o por lo menos lastimarme,y yo no podía hacer nada, los dejaba apoderarse de esas tiras que se enredaban en mi cuarto y me producían dolor.
Quise moverme, pero mi tinta iba a comenzar a manchar esas paredes nítidas, sabia que si no me movía esa tinta me iba a consumir, sin embargo era tan blanco, tan limpio todo al rededor que me quede totalmente quieta, viendo una vez mas ese blanco que parecía por momentos quemar mis ojos. Cerré los ojos, y al volver a abrirlos direccioné mi vista hacia una esquina, algo nuevo estaba ahí, algo que no estaba antes, se acercaba muy rápido, y sin darme cuenta a que momento lo tenía abrazándome, suavemente me levanto mientras en algún idioma extraño me susurraba palabras que me calmaban.
Yo también lo abrazaba ahora mientras mi vestido seguía derramando su tinta, el seguía con sus palabras y yo con mi canto, me agarro de la mano y me hizo caminar al rededor del cuarto, mientras que mi vestido lo manchaba todo, el comenzó a mover las tiras de mi vestido para dibujar con la tinta en las paredes,me abrazaba, me hacía girar, bailar, correr al rededor de ese cuarto que ya no era totalmente blanco, el foco parecía mas pequeño ahora y su luz ya no cegaba, podía ver figuras hermosas en las paredes y el piso.
Me volvió a abrazar y esta vez en nuestro idioma me dijo: -"ya no tengas mas miedo"- y con lo ultimo de tinta que quedaba en mi vestido dibujo dos ventanas y una puerta, y me dio la opción de salir pero preferimos quedarnos ahí dormidos.
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