De color dorado, caderas anchas, cintura estrecha y bellos hombros... se apoya en mi cuerpo mientras abro las piernas para sostener sus caderas. Su pecho toca mi pecho. No necesito estar sin ropa para sentirme desnuda ante su cuerpo. Su facilidad de acogerme es única. Nunca tendré un amor como él… ¡Nunca! Mientras con mis manos lo toco, volviendo todo melodía, él va llenado mi alma de algo que ningún mortal podría: es paz, y a la vez una guerra de sentimientos. Todo lo que me pasa a diario lo revivo con él, y lo borro. Cuando comienzo a enamorarme de otro, lo siente, y aunque parece resentido intenta ayudarme a conquistarlo, pero mi encanto se pierde cuando él no está, mi belleza desaparece. Cómo poder tener a alguien más si lo que atrae de mí es él… por eso lo amo. Y después del desamor y las desilusiones, vuelvo a caer en sus brazos. Vuelvo a sentirme desnuda con él. Él desnudo conmigo. Hacemos algo que no muchos pueden hacer; algo que llena la habitación con un calor que calienta sin ahogar, una sensación de nada y a la vez de todo, que me llena de sensibilidad y me vuelve inmune a lo externo. A veces, antes de comenzar a llorar, aparece, y es él quien me da fuerzas para verle a los ojos al ser que me hipnotiza y que sin darse cuenta está logrando separarme de aquel al que amo, aquel que no me engaña, ni miente, ni me ilusiona. Pero llega el otro momento, y camino sin poder agarrar una mano. ¡Por qué no las tienes! No tengo quién me abrace o me seque las lágrimas, ya que él solo puede recibirlas cuando caen, y la tristeza gana, y él ya no pude ayudar. Y también se entristece dejando nuestro cuarto vacío. Pero el ser con brazos encontró a quién abrazar: un ser más lindo y amigable, algo más agradable a la vista, alguien que no necesita de otro ser para llamar su atención. Pero así, con el corazón roto queriendo caer, apareció mi ser, y se desnudó para que yo esta vez no me sientiera desnuda. Me cobijó y no me dejó caer y volvimos a llenar el cuarto con armonía y dulzura. Mi ser, el único que no me ha abandonado, aunque yo varias veces intente hacerlo. Mi amor. Mi cello
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
ahora q lo pienso, si volviera nacer quisiera ser tu cello!
Si pudiera tocar un instrumento, en verdad sería el violín. Ahí podríamos hacer dúo...
por fin dejas poner comentarios!! ya ti hago un link weno?
Bien ese amor por la música...creo que es el lenguaje de los sentimientos!
ay amora... sin palabras.. simplemente la musica y nuestros instrumentos es lo mejor que existe en el mundo.. sigue siempre adelante mi amora.. y cuando regrese podemos hacer un cuarteto y llenar un cuarto de armonia y dulzura... te quiero amiga
"No necesito estar sin ropa para sentirme desnuda ante su cuerpo"
Pensé que estabas hablando de tu pareja, realmente se ganó con alguien que escriba tan hermoso, pero luego me di cuenta que en realidad ¿era tu cello?
Entonces lo comprendí aún mejor, porque yo solía componer canciones que interpreté por muchos lados del Perú y balnearios, sólo guitarra y voz . . . es una experiencia de amor, sin lugar a dudas entregarse a la música es algo indescriptible, por eso después de cada tocada me sentía desnudo, porque ya lo había estado en el escenario, mas no me importaba porque la música fluía y es un sentimiento . . . que has descrito de una manera excepcional.
carajo qué bien! ya me gustaría encontrar a mí las palabras para describir ciertas cosas indescriptibles!!!
Publicar un comentario